viernes, 22 de agosto de 2008
La Joyita
La tía se fue de su casa y dejó atrás muchas de sus cosas, entre ellas, esta radio National que apenas divisé en la cocina, supe que era mía. Al tomarla no pude dejar de notar que aún tenía el caset de demostración adentro. Grande tía, pensé, y apreté play. Pero el mecanismo casetero estaba dañado. Imagino que ese fue el único caset que escuchó durante por lo menos los últimos quince años hasta que se arruinó la casetera. De ahí sólo sintonizó la radio.
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2 comentarios:
La Tía Doris en realidad tiene una historia más siniestra, lo sé por la grabadora: este modelo de radio, en especial la marca (muy parecida al nombre de una popular compañia de artículos electrónicos), fueron importados al país por Michael Townley (Proceso 1542075, fojas 512 a la 782, tribunal 22, santiago de chile) como parte de un plan ("Operación Míster T") para controlar y neutralizar la drogadicción (específicamente el consumo de mariguana), la homosexualidad, la desobediencia civil y el gusto por la música altiplánica mediante la emisión de microondas.
Sí, ese equipo no es una radio (de ahí su funcionalidad disminuída) sino un transmisor de microondas. Se pretendía con esto causar pequeños infartos cerebrales en el radioescucha, de modo tal que las zonas neuronales causantes de los comportamientos sociales indeseables mencionados anteriormente fuesen destruídas. Lamentablemente, según consta en el proceso, uno de los primeros equipos importados desde Irán fue confundido con una radiocasetera real por el agente de la CNI Osvaldo Romo Mena, el "guatón Romo", y usado para escuchar el nuevo album de Rocío Jurado ("Sálvemos este amor que es más fuerte que la muerte", RCA Víctor, 1983). Los efectos de este error fueron dramáticos: el agente Romo sufrió desorientación espacial y temporal grave durante 8 meses, creyendo ser el popular conductor de TV "Don Francisco".
Esto es sólo la punta del iceberg: el entonces guardia de seguridad de la aduana de Valparaíso, Roberto Dueñas, describió a Michael Townley como "un gallo chico, flaco, con pelo grande así como de vieja y con voz de pito. Cuando pasó las radios me retó porque yo tenía la camisa del uniforme afuera del pantalón".
Coño.
La radio debe estar haciendo interferencia con alguna cosa en mi hogar.
Desde que llegó a mis manos, no he parado de fumar hierba, usar poncho, pensar que soy esclavo de una dictadura económica impuesta por el gran dios Yuesei y de vez en cuando, cuando nadie me ve, disfrazarme compulsivamente de la tía Doris y bailar el Mambo de Machaguay de los Jaivas.
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