viernes, 10 de octubre de 2008

vacaciones



Despues de mi desayuno fui a buscarme un lugar en donde dormir y encontré un albergue para estudiantes a pocas cuadras de la avenida 18 de julio, en la esquina de Canelones y Paraguay. Allí compartí la pieza con un chileno que llevaba casi una semana en la ciudad. Me dijo que se la había pasado muy bien pero que ya no le quedaba mucha plata y tenía que irse de vuelta a Chile. Esta noche quiero gastarme lo último que me queda, me dijo y salimos a reventar la noche.
A la mañana siguiente desperté con un terrible de dolor de cabeza. El otro chileno ya se había ido. Me levanté con ganas de comprarme diez litros de jugo de naranja, pero mi billetera también se había ido. Incluso se llevó mis zapatillas.

jueves, 9 de octubre de 2008

Veni, vidi, tia doris

Después de habérmelo vomitado todo en el ferry, lo primero que hice al llegar a Montevideo fue irme al Mercado del Puerto a tomarme un buen desayuno de bifes y chorizos. Acompañado de una cerveza, obviamente.

martes, 7 de octubre de 2008

Finalmente

Hasta que una mañana decidí que ya era hora de seguir mi viaje y me tomé un ferry hasta Montevideo. Ese día descubrí que me mareaba en los barcos y me la fui vomitando todo el viaje hasta la tierra de Gardel.

lunes, 6 de octubre de 2008

Miserere

En la plaza de Miserere estan todos sentados como esperando algo, me dijeron poco antes de pasar por allí. ¿Qué estarán esperando? pensé mientras los veía a todos sentados, leyendo diarios viejos y rascándose el aburrimiento. Hasta que mi pregunta fue contestada por un mensaje anónimo pero revelador.

viernes, 3 de octubre de 2008

Disculpe.... ¿cómo llego a Montevideo?

Los días comenzaron a pasar y yo seguía prisionero de Buenos Aires, sin ganas de continuar mi viaje a Montevideo. Aunque de vez en cuando el recuerdo de la tía Doris me hacía despertar.

jueves, 2 de octubre de 2008

¿Qué hacés che?


En mi viaje descubrí que a los bonaerenses no les gusta que le saquen la foto. Pero a él lo sorprendí volando bajo.

El Once

Al llegar a Buenos Aires descubrí que mi hermana acababa de cambiarse de casa. Ahora vive en el barrio del Once, un sector comercial y de muchos inmigrantes. Ella vive en la cuadra de la ropa interior femenina, al lado de un local que se llama la Bomba-Chita, en el que venden un erótico conjunto de bomberita sexy. Lamentablemente no pude sacarle fotos. A la basura sí, que estaba por todas partes en ese barrio.

Camionero II

Luego de varias horas en la carretera llegué a la conclusión de que los camioneros eran los amos y señores de aquel reino de pampa y concreto. Una detención fugaz en una estación de servicio, para usar los baños, me confirmó mi teoría. Estaba concentrado en lo mio, mirando hacia la pared, cuando divisé el siguiente afiche. Inmediatamente me dirigí a la caja del "minimarket" para pedir el libro, pero para mi desdicha ya estaba agotado. Parece que se viene la tercera parte, me dijo la chica que atendía.